Bitacorismo

Hace tiempo transcribí en una entrada de esta bitácora una conversación real entre dos hombres alemanes sobre casarse o no casarse. En dicha conversación cada frase era más «romántica» que la anterior.

Hoy transcribo una conversación entre dos mujeres alemanas sobre divorciarse o no divorciarse que escuché la semana pasada y que no se queda muy atrás:

• ¿Cuánto tiempo llevas ya con tu marido?
• Pues más de veinte años, casi veinticinco.
• Es mucho tiempo.
• Sí, y así seguiremos. No nos podemos permitir divorciarnos.
• ¿Cómo?
• Pues que no nos podemos permitir lo caro que es un divorcio.

Foto original publicada en Flickr por GEC (Guillermo Carestia)
bajo licencia Creative Commons Reconocimiento 2.0 Genérica.

De todos los logos conmemorativos que Google lleva haciendo durante años, el de ayer sábado 22 de mayo es el que más me ha gustado y con diferencia: no era un simple logo, era una versión del juego del Comecocos (Pac-Man) con motivo del trigésimo aniversario de su lanzamiento.

Imagen: Google

La verdad es que el título de esta entrada lo dice todo sobre el siguiente vídeo: es exactamente eso, un tipo que para cazar una pitón mete la pierna en su guarida y deja que la serpiente la vaya engullendo hasta que …

Creo que la palabra repelús la inventó alguien que presenció en vivo y en directo esta forma de cazar.

Estos días ando relajado y relajándome. Y qué mejor manera que jugar un rato a un buen juego. Así que estoy dándole al Travian, un juego de esos en los que tienes que ir construyendo una aldea para luego ir creando más aldeas.

Había probado otros juegos parecidos, otros muchos, pero ninguno me había gustado como Travian. ¿La diferencia? Pues si lo pienso, a priori, no mucha. Pero a posteriori, habiendo jugado un tiempo, sí veo una diferencia: la adicción que produce. Nada más y nada menos.

Como me comentaba un amigo al que le enseñé el juego hace unos días, lo peor es que cuando no estás en casa estás pendiente de reforzar un edificio, mejorar una mina, plantar más cereal, reforzar un edificio, mejorar la empalizada defensiva … de una aldea que sólo existe en el ciberespacio, claro.

Aspecto de una aldea Travian bastante avanzada.
Imagen: www.travian.net

Pamukkale, que en turco significa ‘castillo de algodón’, es uno de esos sitios que cuando lo ves piensas que es de otro planeta o que está sacado de algún decorado de película de ciencia ficción.

Pamukkale es una formación natural que se encuentra al sudoeste de Turquía, en la región Egea, en el valle del río Menderes. Las aguas termales de la zona, con alto contenido en minerales, son las responsables de la aparición de una curiosa formación geológica.

Foto de Schubbay, bajo licencia GNU FDL 1.2 o posterior.

El resultado es lo que se ve en la foto anterior, una colina llena de blancas terrazas escalonadas y cubiertas por una capa de agua, con columnas que parecen sostener las terrazas, dando además la impresión de que el agua hubiese formado cascadas que ahora permanecen congeladas.

Hace dos años yendo de viaje hacia Badajoz escuché por la radio que existía una web llamada Comer por la patilla. ¿La idea? Ésa precisamente, encontrar degustaciones o ferias gastronómicas dónde poder comer y/o beber gratis.

Por ejemplo, según se puede ver en esa web, el sábado hay paella en Leganés (Madrid) y el domingo ternera y vermuth en Laguardia (Álava) y aguardiente, queimada y postres con aguardiente en Campo Lameiro (Pontevedra).

Tenía esa web casi olvidada, pero no el nombre, desde luego es inolvidable, hasta que ayer me encontré con A fin de mes, según su propia definición, un «blog sobre ahorro y curiosidades para llegar a fin de mes«.

Foto de Joyous!, bajo licencia GNU FDL 1.2 o posterior.

Allí hay de todo, desde información sobre dónde encontrar libros a 5 euros hasta una entrada sobre cómo llevar bolsos de marca sin arruinarte. ¿La solución? Alquilarlos.

Estos últimos días me ha dado por leer. Y a mí cuando me da por hacer una cosa no puedo parar. Ya me lo dice constantemente una proto-psicóloga que conozco: «Es que eres muy obsesivo». Pues sí, y, aunque para según qué cosas intento controlarlo, con lo que me gusta me dejo llevar totalmente.

Y claro, ahora ando devorando libros. Me regalaron tres hace un par de semanas y ya han caído dos. Y el domingo pasado estaba esperando en el aeropuerto de Alicante y no se me pudo ocurrir otra cosa que comprar un libro.

El libro era «Millonär«, obra de Tommy Jaud. ¡Joder!, encima me enganchó desde el primer momento, hacía tiempo que no me gustaba tanto un libro.

Así que cada segundo que tuve libre hasta el miércoles por la noche lo utilicé para devorarlo: perdí horas de sueño e incluso llegué cinco minutos tarde a una clase porque necesitaba, sí, necesitaba acabar un capítulo.

Al final me dio un poco de pena y todo. Era casi como si hubiera compartido tres días con Simon Peters, ese personaje creado por Tommy Jaud que se embarca en una aventura entre surrealista e imposible.

Creía que LIDL Alemania lo tenía difícil para vender todavía más cosas. Pero no, no es tan difícil. Hoy he ido a comprar y de repente he visto que venden ¡¡¡coches!!! Sí, de los de verdad, nada de juguetes.

Además, a partir de dos opciones iniciales, Opel Corsa y Volkswagen Cross Polo, te puedes configurar el coche online: modelo, color, extras …

Así que lo de los equipos de aire acondicionado, los viajes en tren, los calcetines con sistema ABS, etcétera, no es nada al lado de lo que pueden llegar a vender. Y a ver qué es lo siguiente que se les ocurre.

Hace tiempo, leí en algún sitio que ya no recuerdo, algo así como que si quieres conocer cómo es alguien no tienes que fijarte en cómo te trata a ti, sino en cómo trata a un camarero.

Hoy añadiría yo, que si quieres conocer a alguien no has de fijarte en cómo reacciona cuando criticas algo sobre esa persona en privado con ella sino en cómo reacciona cuando lo haces en público.

Definitivamente, saber encajar las críticas es todo un arte. No estaría mal poder llegar a ser maestro en ello, o al menos alumno aventajado.

Sean Connery, actor que interpretó en varias ocasiones al protagonista galán e intrépido de las películas de James Bond, allá por el año 1974 se decidió a formar parte del papel de una película llamada «Zardoz«.

En esta película, dirigida por John Boorman, Sean Connery aparecía de esta guisa.

La indiferencia es algo incompatible con este traje. Ahora que se acercan los Carnavales, ¿te imaginas ir disfrazado así?